Blanca Fuentes desde pequeña supo que sentía un interés muy especial por las artes. Al principio, disfrutó con su papá analizando las letras de las canciones que escuchaban en un canal de televisión que solamente transmitía música.
Ese fue su primer encuentro con la música, pero también la primera manifestación de apoyo de su familia, mismo que se afianzó cuando —durante un viaje— su mamá le compró un teclado; tenía entre 13 y 14 años cuando recibió ese regalo que fue el inicio de su (auto)aprendizaje del instrumento.
Su mamá y su papá, al ver que ella misma estaba aprendiendo, decidieron inscribirla a clases de piano y, tiempo después, comienza a tomar clases en el Centro de Música José Jacinto Cuevas (CEMUS).
“Empiezo este camino de la música, yo ya muy decidida de que eso era lo que quería, estudio en el Cedart (Centro de Educación Artística) que es una preparatoria, pero con artes y humanidades”.
Mientras estudiaba en el Cedart, continúa sus estudios en el CEMUS y cuando concluye su bachillerato, inicia la licenciatura en composición y un año después se cambia a piano, finalmente se tituló en piano, jamás dejó la composición.
Su música ha ido creciendo, apenas el año pasado realizó un estreno con la orquesta infanil y juvenil de Querétaro y el pasado 21 de febrero tocaron una de sus piezas en un recital de piano de compositoras. “Como compositora me he estado tratando de mover para hacer que mi música se interprete cada día más”.
Aunque reconce que el camino ha sido complicado, atesora que su familia le brindó apoyo desde el inicio, sin intentar retener sus sueños, sino procurando impulsarlos.
Recuerda que incluso luego de que le regalaron su primer teclado, requirió un piano acústico y su mamá consiguió contactarse con una persona que tenía uno para que ella fuera a estudiar a su casa; “fue un año que me la pasaba estudiando de casa en casa hasta que me pudieron comprar uno”.
El piano que le compraron, era de segunda mano, entonces un tiempo después necesitó apoyo de nuevo para conseguir en dónde practicar, siendo las escuelas su alternativa para continuar practicando hasta que ella misma pudo comprarse uno.
“Ha sido un camino largo y creo que una de las cosas que sí me impactó, más allá de pianista, más como compositora, fue el hecho de que no había referentes de mujeres”.
La falta de información acerca de compositoras durante sus estudios fue tal que llegó a pensar que no existían mujeres compositoras en siglos pasados; sin embargo, conforme avanzó la musicología y fueron descubriendo que sí había compositoras “me hizo muchísimo más sentido”.
Cuenta esto, mientras reflexiona sobre la importancia de todas las áreas en la música, apuntando que todas las áreas son importantes en la música, pues investigadorxs, intérpretxs, maestrxs, etcétera, tienen una importancia vital en la construcción del medio musical.
“Nos ayudan a romper esas barreras y esos prejuicios que traemos y muchas veces no nos sentamos a cuestionar, pero que influyen totalmente en nuestrta realidad”.
Mirando su propia historia, distingue que fue fuerte vivir est ausencia de referentes femeninos, “pensaba: sería más fácil si pudiera tomar clases con una compositora, pero no existía ninguna maestra aquí en Mérida que diera clases de composición”.
Aunque destaca que todos los maestros de su universidad eran muy respetuosos, sí considera que necesitaba una maestra, “tener cerca y poder vislumbrar a otras mujeres, hace falta […] impacta directamente en tu autoestima y en tu confianza como profesional”.
Precisamente con eso en mente y señalando que durante sus años de estudios solo estudiaban compositores o en caso de llegar a mecionar a alguna compositora se le reducía el valor a su trabajo, ella misma se ha convertido en una promotora de compartir el conocimiento e información acerca de mujeres compositoras y, en general, de las mujeres en la música.
Apenas hace unas semanas, vivieron la cuarta edición del Festival Mujeres Músicas Contemporáneas que creó justamente con el objetivo de abrir espacio a más mujeres en la música y que cada vez más personas conozcan su trabajo.
“Ahora sí podemos escuchar a Gabriela Ortíz, a Ana Lara, a Diana Syrse, que son compositoras mexicanas que actualmente la están rompiendo y hay muchísimas más”.
En el medio musical de Yucatán, expresa, hay muchísima apertura para transformar estos paradigmas y reaprender, valorando e informándose también sobre el trabajo femenino.
“Yo creo que vamos por un buen camino hacia donde nuestra realidad para las nuevas generaciones sea muy, muy diferente a la que nosotrxs vivimos en nuestra etapa de estudiantes”.