Patio Arbolado

Playas en venta, comunidades en riesgo: el costo oculto del turismo en México

El turismo no es para todxs: quién gana y quién pierde en la industria que devora territorios

“Un modelo basado en la justicia económica debe poner a la naturaleza, a las comunidades y a las personas en el centro de las decisiones sobre el valor del trabajo, la retribución por medio del dinero público y la distribución de los ingresos y la riqueza, el territorio y los recursos naturales”.

México es uno de los países que continúa basando su modelo económico en el despojo y la extracción, lo que se traduce en ganancias para unas pocas familias y/o empresas que se consolidan como multimillonarias, mientras que las mayorías enfrentan las pérdidas ocasionadas por esto.

En el informe Beneficios en Fuga de Oxfam México analizan esta situación, destacando que en México prevalece un modelo económico que se caracteriza por un “patrón abusivo” que consiste en que algunas familias/empresas toman lo que no es suyo, desde recursos públicos como el agua o las playas, hasta recursos personales como el ingreso de personas trabajadoras o recursos colectivos como lo es el territorio.

Con esto, se despoja a las personas y comunidades de bienes que se podrían aprovechar de forma colectiva y una vez que ocurre crean mecanismos que les permiten quedarse con lo que tomaron y, además, crean barreras legales que impidan que las comunidades u otras empresas puedan recibir beneficios.

Cuando se concluye todo este ciclo, hacen creer al resto que cualquiera podría alcanzar la riqueza tal y como ellxs lo hicieron; sin embargo, las ganancias de los grandes proyectos, quedan únicamente en una minoría, mientras que los empleos que “generan” se caracterizan por ser precarios, informales e inestables.

Una de las industrias donde esto ocurre es el turismo. En Beneficios en Fuga visibilizan que, aunque en el país este sector se promueve como si se tratara de uno menos extractivo y más sostenible, en la realidad ni siquiera los servicios públicos, las inversiones y las buenas vacaciones son para todxs.

Lugares como Cancún, Acapulco, Mazatlán, Veracruz-Boca del Río y otras zonas de la Riviera Maya ocupan el quinto lugar en visitas internacionales en el mundo; sin embargo, que esto sea posible ha dependido del despojo y la extracción, avaladas por políticas que ponen por encima del bien común a los intereses de grandes empresas hoteleras y turísticas.

“Para que el modelo exista en su modelo actual, es preciso el despojo de tierra y hogares de quienes viven en espacios atractivos para el mercado turístico mundial”.

Beneficios en Fuga, Oxfam México.

En Quintana Roo, la construcción de cadenas hoteleras ha incrementado los costos de vida en sitios turísitcos, que desde antes de tener este fin turístico, ya eran habitados. Esto no solamente ha ocurrido en Quintana Roo, sino que se replica en diversos “Pueblos Mágicos”.

Además, el acceso a las playas cada vez se restringe más, pasando de ser un bien natural público a un espacio al que pueden acceder únicamente quienes pagan. “Los grandes condominios y hoteles de lujo que se construyeron a la orilla del mar se apoderan de la costa”. El turismo, no solamente no beneficia a la mayoría, sino que además despoja.

“La derrama económica no llega a quienes sostienen la industria”

Beneficios en Fuga, Oxfam México.

Las ganancias dirigidas hacia unas cuantas personas por el trabajo de todxs no es todo, además, las empresas hoteleras extranjeras han intentado reducir sistemáticamente su pago de impuestos. Desde 2016, el sector ha sido denunciado por evadir miles de millones de pesos a través de los paquetes “todo incluido”, por facturar operaciones inexistentes y en otros países o simplemente por no reportar correctamente los impuestos que deben pagar. Esto, ocurre con total impunidad en el país.

Cozumel es uno de los lugares que enfrenta la evasión de impuestos, al igual que la ausencia de derechos laborales para las personas trabajadoras.

Esta situación afecta a la gente, pero también a la naturaleza. La forma de llevar a cabo el turismo provoca pérdidas de fauna cercana a construcciones hoteleras, así como en arenales, destrucción y contaminantes en las playas, manglares, humedales y arrecifes.

En México, ocho de los 10 extractores más grandes de agua a nivel nacional, realizaron dicha extracción para el uso en servicios con fines turísticos. El turismo, como se le conoce, está terminando con el agua.

“El turismo enriquece a empresas extranjeras a costa de las personas, las comunidades y la naturaleza de los territorios donde se realiza”.

Beneficios en Fuga, Oxfam México.
La situación se repite una y otra vez

El despojo y la privatización del territorio no es exclusivo de los grandes polos turísticos consolidados, sino que se extiende de manera constante a nuevas regiones. En la costa de Yucatán, aunque aún no se ha configurado una “zona hotelera” como en Cancún, la lógica del turismo extractivo ya está en marcha: el paisaje costero se transforma para ajustarse a intereses comerciales, los costos de vivienda se disparan y la erosión de las playas se acelera.

Actualmente, la costa está en venta. A través de espectaculares, anuncios en periódicos y campañas digitales, se promociona la compra-venta de terrenos como una oportunidad de “inversión”, replicando el modelo que ha desplazado comunidades y privatizado el acceso a bienes naturales en otras partes del país. Quienes adquieren estos espacios construyen casas o departamentos para renta en plataformas como Airbnb, alterando las dinámicas locales, especialmente en temporada vacacional.

Pero el impacto va más allá de la especulación inmobiliaria. Con la llegada de nuevos “desarrollos”, se incrementa la presión sobre el ecosistema: mayor contaminación en las playas, afectaciones en los humedales y un consumo de agua que el territorio difícilmente puede sostener. Mientras tanto, las comunidades que han habitado estas zonas por generaciones enfrentan las mismas consecuencias de siempre: pérdida de acceso, desplazamiento y un modelo económico que, una vez más, se construye a costa de ellas.

Oxfam México propone un modelo de: distribución (beneficios entre todas las personas, comunidades y empresas), progresividad (políticas que antepongan a quienes han sido vulneradxs históricamente y que quienes han despojado asuman los costos económicos, sociales y ambientales) y corresponsabilidad (que Estado, empresas nacionales e internacionales y comunidades operen en beneficio de todas las personas).

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