Defensa del territorio Patio Arbolado

Un pueblo que decide: Dzitnup por la gestión de sus cenotes

“(Recuperar nuestros cenotes) significa un hecho histórico local para nosotros”

Carlos*, habitante de Dzitnup

Dzitnup es un ejemplo de un pueblo que se defiende. Hoy, sus cenotes han vuelto a ser suyos luego de que diversas empresas los administraran bajo la promesa de mejorar la situación de la comunidad. Pero no solo incumplieron con lo prometido, sino también abandonando el mantenimiento del sitio turístico.

Félix Moo Poot, habitante de Dzitnup, relata cómo diversas empresas que llegaron a gestionar los cenotes supuestamente tenían acuerdos en favor de la comunidad, sin embargo, cuando enfrentaron alguna necesidad y requerían de su apoyo, siempre les decían “no hay dinero”. Aunque les decían eso, la comunidad tenía claro que sí había recursos porque veían a los camiones de visitantes llegar a los cenotes.

– Anteriormente, cuando yo era chavo, pequeño, cuando fallecía uno le daban apoyo por el mismo lugar de los cenotes, de ahí se agarraba el recurso –, narra Félix.

Así lo recuerda también Carlos, quien dice que siempre las necesidades de Dzitnup se cubrían con los ingresos del parador turístico de los cenotes X’kekén y Samulá. Lamenta que todo eso se perdió cuando la administración de los cenotes se empezó a concesionar a empresas.

Fue precisamente por todo eso que la gente decidió tomar acciones para recuperar sus cenotes y el 15 de septiembre de este 2025, “se unió todo el pueblo, la unión hace la fuerza” y sacaron a la empresa de los cenotes para retomar su gestión desde la comunidad, como era cuando Félix estaba pequeño.

– La empresa entró con la condición de entrar a trabajar con gentes del pueblo […] Entró con, un ejemplo, 30 personas (empleadas) que son del pueblo y poco a poquito los fue despidiendo –, narra Carlos.

La empresa Alves estuvo alrededor de tres años gestionando los cenotes, pero no fue la primera vez que una empresa llegó a Dzitnup con promesas que no cumplió; es por eso que la comunidad estaba enojada y tomó la decisión de reapropiarse de sus cenotes.

Carlos detalla que antes de llegar a las instalaciones para tomar los cenotes, representantes de la comunidad, acudieron a hablar con la empresa; sin embargo, al darse cuenta de que no había una respuesta afirmativa para cumplirles con lo que les habían prometido, tomaron la decisión de ir ese mismo día para sacar a la empresa.

Ahora sí, con los cenotes en manos del pueblo, quieren retomar la administración de los recursos como antes, para comprar lo que su comunidad necesite: agua, medicamentos, materiales para la escuela, para personas desempleadas y todo lo que requieran.

Y, de hecho, ya comenzaron. Durante la visita del equipo de Habitación Propia a Dzitnup, con los recursos obtenidos de los cenotes, compraron comida para todo el pueblo. No para quienes trabajan en los cenotes, sino para todas y todos.

– Esta es la cuarta vez que sucede una incidencia de esta manera, esta cuarta fue cuando se tomó la decisión de venir y reclamar por algo que es de nosotros –, así lo afirma Carlos.

Para Dzitnup recuperar la gestión de sus cenotes, no solamente es regresar a invertir sus recursos en su propio pueblo, sino también velar por el mantenimiento de las instalaciones de los cenotes, pues hasta ahora, las empresas que han intervenido en la gestión, han abandonado las instalaciones.

Ahora que los cenotes han vuelto al pueblo, también quieren realizar actividades para preservar su cultura, sus costumbres y tradiciones, por lo que la infraestructura del parador se convertirá en un espacio de encuentro; próximamente esperan congregarse para el primer evento: los altares de Janal Pixán.

Con la recuperación de sus cenotes, también hicieron un ajuste en los precios. La empresa, señala Carlos, cobraba casi 300 pesos por ambos cenotes y ahora están cobrando 250 pesos por los dos cenotes, y además incluyen chalecos y lockers.

El comisario municipal de Dzitnup, Baldomero Poot Moo, confirma que el pueblo sacó a la empresa de los cenotes, mientras que solamente un par de familias de la comunidad que recibían dinero de la empresa, “sus mochadas”, estaban defendiendo a la empresa.

“Los cenotes X’kekén y Samulá se han recuperado para el pueblo”.

Baldomero Poot Moo, comisario municipal de Dzitnup

Además, el comisario informa que la empresa denunció a alrededor de 250 personas del pueblo, “pero aquí solo se está recuperando lo que les corresponde, sí pedimos que nos apoyen (las autoridades) con ese tema de denuncias”.

En concreto, acuerdos que no cumplió la empresa

Cuando la comunidad aceptó trabajar con empresas, lo hizo estableciendo acuerdos. Entre ellos, se encontraba que la población local trabajaría en X’kekén y Samulá, ese fue de los primeros acuerdos en romperse.

Pero no fue el único. La empresa impedía el acceso de locales a sus cenotes, “si tú intentabas venir a rentar tu chaleco, te sacan a pedradas; eres artesano, quieres entrar, te sacan a pedradas por la misma gente que trabaja con la empresa”.

Esas personas que les sacaban a pedradas, explica, son las que recibían dinero de la empresa; pero eran solo unas cuantas personas en toda la comunidad.

Además de los beneficios que nunca cumplieron en pro de la comunidad que ya se mencionaron antes: mantenimiento de las instalaciones del parador turístico, brindar apoyos a la comunidad cuando los necesitaban, entre otros.

Una cronología sobre la propiedad de los cenotes

Alejandro Pech Poot, habitante de Dzitnup, cuenta que en 1903 un señor llamado Tomás Dzib donó el terreno al pueblo de Dzitnup y desde entonces la población comenzó a trabajar las tierras, sin saber que había un cenote. Cuando lo descubrieron, también se hicieron cargo limpiándolo y fue alrededor de 1940 que decidieron abrirlo al público.

– Hacían su milpa, su siembra, todo eso y un día había una marrana que entraba en tiempo de sequía y salía mojada con sus crías, entonces fue cuando la gente se dio cuenta. ¿De dónde viene la marrana con sus crías que están mojadas? Y fue cuando fueron a ver que fue el cenote que ya descubrieron los animales –, así lo narra Daniel Pat, quien tiene claro que esa historia la saben en el pueblo porque se ha transmitido de generación en generación. Se las contaron sus abuelos, sus abuelas.

Esta narrativa coincide con la que se cuenta en la tesis de Penélope Castillo Acal, en la página 160 se encuentra este mismo relato, que también fue contado por habitantes de Dzitnup en aquel año, 2007.

En ese entonces no había camino, pero el pueblo exigió que se hiciera una carretera que pasara por ahí para que la gente pudiera llegar. Y lo consiguieron, primero fue un camino blanco, pero a la fecha ya cuentan con una calle pavimentada para acceder al parador.

Con el trabajo que realizaban en el cenote, las ganancias generadas les permitían comprar medicinas, pagar agua, brindarle trabajo a la gente que habitaba allí.

– Toda la obra que se ve en Dzitnup salió de ese lugar, de los cenotes –, señala Daniel.

Sin embargo, al verse como un recurso valioso, comenzaron a llegar personas que decían que les pertenecían los terrenos. Así lo cuenta Alejandro y lamenta que fue desde aquel tiempo que comenzaron los problemas… Que continuaron hasta ahora que la comunidad se reapropió de los cenotes.

¿Cómo fue que los cenotes dejaron de pertenecerle al pueblo?

El registro oficial, publicado en el Diario Oficial del Estado de Yucatán el 10 de marzo de 2006, da cuenta de que los terrenos habían pasado de comisario a comisario con el objetivo de que la propiedad siempre perteneciera al pueblo; sin embargo, en 2004 hubo conflicto porque ya no se respetó ese acuerdo y vendieron la propiedad a Carlos Renán Cámara Sosa, quien luego promovió Juicio Ordinario Civil Plenario de Propiedad y Posesión.

Esa situación, junto con conflictos de intereses por los terrenos ya habían orillado a la comunidad a recurrir a las autoridades pidiendo apoyo, desde el 2003. Daniel dice que eso estaba dividiendo al pueblo e incluso había provocado que disminuyeran las visitas a los cenotes. Fue así como las autoridades a las que acudieron, ofrecieron como solución expropiar la propiedad y luego de los procesos correspondientes, como notificar a Carlos Renán, el 23 de mayo de 2006, el Diario Oficial publicó el decreto que hizo oficial la expropiación de “la finca rústica denominada X’Kekén”, como la nombran en dicho documento.

Según el Diario Oficial: De lo anterior se advierte que existen suficientes razones para que el Gobierno de Estado de Yucatán, del que una de sus funciones principales es conservar el orden público y velar por la paz social, emita un acuerdo que declare la existencia de causas de utilidad pública por las que en, su caso, debiera expropiarse la finca rústica X'kekén marcada con el número catastral dos mil doscientos treinta y dos, ubicada en la localidad de Dzitnup del Municipio de Valladolid, principalmente como un medio de solución del conflicto social y como un detonante del turismo en el Estado, salvaguardando el entorno ecológico y buscando desarrollar un proyecto que genere beneficios económicos, no sólo para los pobladores, sino para el Estado de Yucatán.

Las y los habitantes declaran haber tomado la decisión de entregarles los cenotes, con el fin de dar solución al conflicto que atravesaban; es de recordar que en 2003 precisamente habían solicitado el apoyo gubernamental para resolver el conflicto.

Aquí puedes consultar los cambios que han tenido los cenotes ante el Registro Público de la Propiedad. Consúltala utilizando el tablaje: 2232

Sin embargo, lo hicieron únicamente bajo acuerdos, pidiendo que la comunidad recibiera los beneficios por las visitas recibidas en los cenotes. Asimismo, las autoridades se comprometieron a “implementar un proyecto eco-turístico integral basado en un desarrollo sustentable, que busque promover los atractivos de la zona mediante la creación de la adecuada infraestructura de atención al turista”, como se lee en el mismo Diario Oficial del 10 de marzo de 2006.

A pesar de que ocurrió esta expropiación, Sergio Oceransky, representante de Fundación Yansa, explica que existe en el Registro Público de la Propiedad un documento de 1995 que avala que el terreno donde se encuentran los cenotes pertenece a la comunidad; pero se omite esa traslación de dominio en pro de la comisaría y se realiza una adjudicación por herencia, ignorando que ya le pertenecía a la comisaría y no hay ninguna documentación que explique por qué no se respetó dicho derecho de la comunidad.

Este es el documento del que habló Sergio Oceransky
Puedes ubicar esta información ingresando a la página de INSEJUPY con el folio electrónico 238047 o el tablaje catastral 2232.

Además, el Gobierno del Estado también se comprometió a crear un Parador Eco-Turístico de los Cenotes X´kekén y Samulá en el que se contaría, entre otras cosas, con estacionamiento con capacidad para 80 vehículos y 10 autobuses, cabañas artesanales, senderos de intercomunicación a los dos cenotes, restaurantes, servicios sanitarios, módulo de bicicletas, servicio sanitario, que incluye sistema completo pozo-fosa-humedad (una por cada cenote), casetas de vigilancia, lugares adecuados para la observación de la flora y fauna del lugar… Aunque hasta ahora no se encuentra todo eso.

– Empiezan a violar los derechos de los pobladores, prometen que van a trabajar con el pueblo y luego empiezan a abandonar todos los acuerdos que se habían hecho. Porque cuando se le entrega, se hace un acuerdo de que van a dar todos los apoyos, son 32 puntos que se dieron en aquel tiempo para que den los apoyos al pueblo porque hay tradiciones de todo el pueblo, la fiesta del santo patrono del pueblo, bailes, jaranas, de todo el ritual maya que hay. Todo eso daba el apoyo. Se supone que se iba a dar, pero las autoridades dicen que sí y empiezan a dar largas y solo daban una mínima parte. Y ni modos, así empezó a quedarse – relata Daniel.

Además de todo esto, dice Daniel, Cultur comenzó a aliarse con empresas que realizaban la gestión de los cenotes; empresas que tampoco cumplían con los acuerdos y ni siquiera con el mantenimiento de la infraestructura que ya existía para el servicio turístico.

Aquí puedes leer la respuesta pública de Cultur a una solicitud de transparencia, realizada en el 2017, donde se evidencia la concesión que le brindaron en ese momento a la empresa Markali Servicios:

Y aunque en el documento también se evidencia que Markali (así como las demás empresas que fueron concesionarias después) se comprometía a conservar y mantener el parador turístico, eso no es precisamente lo que ha ocurrido en la realidad. También se comprometía a apoyar a la comunidad de la región en programas de empleo temporal, adquisición de materiales para la elaboración de artesanías propias de la región, entre otras; sin embargo, hasta ahora ni esta ni ninguna de las empresas les ha cumplido, así lo han externado las y los habitantes de Dzitnup.

Cultur, detalla Carlos, construyó la primera parte de la infraestructura que existió y, posteriormente, las empresas que han ido llegando han construido otras partes. “Pero siempre con el dinero de los ingresos que salen de los cenotes” y además no les han brindado el mantenimiento adecuado.

De hecho, de haber cumplido esa empresa, aún tendría la gestión, pues la concesión se le había otorgado por veinte años –empezando en enero de 2015–.

Otros conflictos que surgieron en la recuperación de sus cenotes

Carlos apunta que cuando recuperaron los cenotes, las personas que recibían dinero de la empresa, estuvieron inconformes y por esa razón tomaron acciones en contra de la comunidad. Una de esas acciones fue tomar los chalecos que deberían incluir para las y los visitantes, y comenzaron a cobrar por ellos aparte.

Cobraban 40 pesos por chaleco por cenote, es decir, 80 pesos en total. A pesar de que intentaron acercarse a dichas personas para recordarles que la lucha era del pueblo contra la empresa y no entre el pueblo, no quisieron sumarse a la comunidad que ya se encontraba unida.

Para compensar la situación, los días que esas personas estuvieron rentando los chalecos aparte, tomaron la decisión como comunidad de disminuir el precio de la taquilla para no afectar a visitantes.

Sin embargo, esto generó que tomaran nuevas medidas y les cerraron el cenote. Tres días les mantuvieron así, a pesar de que la empresa no estaba presente, esas personas la seguían representando. Nuevamente la comunidad se unió y acudieron a sacarles.

Otra problemática que enfrentaron es que no pueden utilizar nada que corresponda a la empresa, por lo que no solamente tienen cerrados algunos espacios, sino que además tienen unas neveras encendidas que les están afectando en el consumo de electricidad, pero no pueden entrar a apagarlas para no afectar el proceso legal correspondiente.

Ahora que la comunidad ha recuperado sus cenotes, lo primero que tienen que hacer, apunta Carlos, es restaurar y mantener las instalaciones por las faltas que tuvieron las empresas al respecto. Pero también tienen que encontrar vías para solucionar el conflicto con las personas de la comunidad que apoyan a la empresa, pues hasta ahora han provocado que los puestos para vender artesanías permanezcan cerrados.

A pesar de todos estos retos, algo es seguro: Hoy la comunidad ha recuperado la administración de sus cenotes y estará velando por preservar la naturaleza, pero también brindar mantenimiento a sus instalaciones y ver por lo mejor para la gente que habita en Dzitnup.

*Carlos es un pseudónimo utilizado para proteger la privacidad del entrevistado, pues por temas de seguridad prefirió mantenerse en el anonimato.

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