María J.A.K. tomó la decisión de denunciar a su expareja, L.F.C.C. luego de que la violentara incluso cuando ya no se encontraban en una relación. La denuncia fue interpuesta en septiembre de 2024, cuando el acoso y las agresiones se volvieron constantes, porque él no aceptaba que la relación había finalizado.
“Era una persona responsable, pero con el tiempo fue cambiando conmigo, se volvió cada día más violento”.
Cuando María decidió separarse, él no lo aceptó. No solo la acosaba, sino que impedía que otras personas se le acercaran y le decía que le haría la vida imposible. Ella acudió a la Fiscalía en varias ocasiones, pero se enfrentó a un problema: él no tiene un domicilio fijo y vive en situación de calle, lo que dificultaba la notificación de las denuncias.
Cuando ella llamaba a la policía, él lograba esconderse antes de que llegaran los agentes. Así pasó una y otra vez.
Un proceso sin garantías
El 8 de enero de 2025, L.F.C.C. fue detenido y notificado de que tenía una orden de restricción. Sin embargo, al salir continuó acosándola, por lo que recurrió a la Fiscalía una vez más y el 19 de febrero, la policía logró detenerlo nuevamente, pero apenas tres días después, el 22 de febrero, lo dejaron en libertad.
“No es la primera vez que paso por esto. La orden de restricción él no la respetó”.
Aunque desde su reciente liberación no ha intentado contactarla, ella vive con miedo. Antes de ser arrestado, la amenazó con vengarse cuando saliera.
Medidas de protección que no protegen…
En lo que parece una sátira, la medida de protección con la que cuenta actualmente María, vence el 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer… Lo que aumenta su incertidumbre y su temor de volver a enfrentarlo sin apoyo.
El caso de María no es aislado. En todo el país, mujeres que denuncian violencia enfrentan procesos donde las medidas de protección se vuelven ineficaces. Las órdenes de restricción no funcionan si no hay una vigilancia efectiva, y la falta de respuesta rápida pone en riesgo la vida de quienes buscan justicia.
La pregunta sigue en el aire: ¿qué tiene que pasar para que la protección sea real?
