El paro en la ENES continúa, pues no ha habido disculpa pública, medidas de reparación, ni acuerdos para mejorar las condiciones que exigen las y los estudiantes.
Con pancartas en mano y consignas de justicia, estudiantes de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad Mérida tomaron pacíficamente las instalaciones del CEPHCIS para visibilizar las problemáticas que enfrentan en su institución.
“Mi carrera es práctica, ¿y mis prácticas?”
se leía en una de las pancartas
Su lucha, aseguran, no es nueva: llevan años denunciando carencias en infraestructura, falta de espacios de convivencia y la ausencia de un servicio médico adecuado, una situación especialmente grave considerando que su escuela se encuentra en una carretera, lejos de centros de salud y rodeada de selva.
Sin embargo, lo que detonó esta manifestación fue un acto de violencia y abuso de poder contra sus propias compañeras. Estudiantes que venden alimentos dentro de la escuela para costear sus estudios fueron agredidas, situación que también vulnera su dignidad y seguridad. Frente a este hecho, exigen un reconocimiento público de la agresión, una disculpa y medidas claras para garantizar que no vuelva a ocurrir.
“En la ENES pasa desapercibida la violencia, sin sanciones a los que la ejercen”
visibilizó otro cartel
Las vías institucionales han sido insuficientes. En su última mesa de diálogo con las autoridades académicas, recibieron propuestas vagas, sin plazos claros y que trasladaban la responsabilidad de solucionar estos problemas a los propios estudiantes. Para ellos, esto es inaceptable.
Las exigencias de la comunidad estudiantil son básicas, pero fundamentales:
- Condiciones dignas para estudiar.
- Espacios de convivencia y recreación.
- Un servicio médico de urgencia.
- Compromisos claros para prevenir y atender actos de violencia.
“No buscamos confrontación, solo exigimos que se nos escuche, se nos respete y se garantice nuestro derecho a una educación segura y de calidad”, expresaron los estudiantes.
La lucha por una educación digna no debería ser una batalla constante, sino un derecho garantizado. La comunidad de la ENES Mérida deja claro que ya no está dispuesta a esperar. Exigen soluciones reales y las exigen ahora.
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